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Mostrando entradas de diciembre, 2009

en.dos.mil.diez

quiero volar todos los días soñar que vuelo y volar mientras sueño... Como Gus diría: quiero hacer cosas imposibles Ahí les dejo. Por lo pronto voy donde los viejos a escuchar historias alrededor de una fogata, vidrios.

La historia del fiel carboncillo 2H

Por ahí leí en el blog de Benavides, en Boomeran(g), que sería hermoso hacer un concurso de escribir un libro a mano . Sí, a mano, hoy que es tan fácil adquirir un computador. Hoy lo apoyo. Hice las correcciones de un texto que casi se muere. Terminé contenta, satisfecha, cuando volví a abrirlo... ¡La maldita computadora no me había guardado los cambios! Ay, yo no sé... He empezado de cero, otra vez, y quizá vuelva a usar carboncillo 2H, ese no falla.

El fantasma del paraíso

Estoy sumamente feliz. Miren, Armando me explicó cómo subir musiquita al blog, así que hoy estreno una pieza de una película alucinante. Una ópera rock setentera basada en el Retrato de Dorian Gray de Óscar Wilde y Fausto, de Goethe. Además, es Paul Williams... ¡exquisito! PD: Miren, se supone que sale la consolita de goear.com, pero ya pedí ayuda de nuevo, para mientras queda ahí el enlace. yo para que no se muden, pues. PD2: ¡Ya pude! ¡Gracias, Armando!

Receta para existir (y II)

Traigo a cuenta un estudio de Berguer y Luckman que habla sobre la construcción social de la realidad (si hay algún letrado por ahí, dispense, esto es una caricatura), específicamente sobre el encuentro cara a cara. Procuraré explayarme. Si hay algo apasionante es ese folleto es la idea de ir construyendo la vida a pedazos. A puras deducciones, a puro ensayo y error, como todo. Uno se construye a sí mismo a partir de la ropa que uno se pone, de las palabras que dice, lo que no dice, desde los libros que no lee y los programas de televisión que sí se ven. Así, por ejemplo: me levanto con la loca idea de que hoy, 17 de diciembre, tengo ganas de ser (o verme al menos) como una puta. Entonces tengo que darle verosimilitud a mi escogitación e iré a buscar medias de red y una minifalda. Hecho. (Y hablar como puta, claro.) Cualquiera (algunos) que me vea en la calle dirá que sí, que mi experimento tuvo éxito. Puras falsedades porque es la fachada de lo que hoy, 17 de diciembre, quise ser. Ot

Anónimo (receta para existir, parte I)

1. Escriba un nombre en Google (o cualquier buscador en la web, el que usted quiera). 2. Inmediatamente (depende de su banda) aparecerá una lista con hipervínculos en los que más o menos distiguirá ese nombre que busca. Elija aquel de la lista que se parezca a lo que necesita, lo más parecido y que de dominio no tenga algo así como rincóndelvago.com y similares en los que no se pueda confiar. Digo, no son sitios para andar buscando nombres serios como los que buscamos nosotros. 3. Indague en la página que eligió y vea si de verdad la información cumple los requisitos que necesita. 4. Verifique un par de sitios más y listo. Existe. (5. O escriba otra vez el nombre que busca, dele clic, y el buscador da señal de alarma con un triángulo amarillo y suelta esa brutal frase: "No se ha encontrado ningún resultado para..." Resolución: Simple y llano, si no aparece en la web no existe. (Como cuando el profesor de filosofía dijo: cae una piedra en el desierto y nadie la escucha. ¿Exist

Cerrado por gripe

Hoy parezco un octogenario que por poco se ahoga él mismo. Ni la tos ni la gripe me han detenido. Y como estoy aprendiendo a ser buena gente conmigo, mejor me voy tempranito a casa, me tomo un té y me meto a la cama mientras veo una película. Necesito descansar. Como quien tiene una carnicería, cerrado por la peste.

El trabajo

Me asalta un estusiasmo que no puedo reprimir, entonces mejor escribo: El sábado vi a Genoveva y me habló del segundo de sus hijos, mi viejo, el que me enseñó a andar en bicicleta. Dice la abuela que mi viejo era callado, bravo, pero callado. Centrado. Yo de por sí idolatro a mi papá, y eso es porque era genial (pero genial de genio, no solo de buena gente). Desde los doce años trabajó en cosas mínimas de contaduría en una de las haciendas en las que trabajaba Adán Pineda, su papá y mi abuelo, hasta ser quien salvó más de una vez el balance anual de una empresa. Otro día mi madre me contó que por todos lados era conocido Pineda, entonces, mi viejo era un Pinedita, y por lo tanto se le respetaba también. Pero de ese respeto que emanan las gentes trabajadoras, derechas y arrechas pa' sacarlo a uno de un mal asunto. Así era el abuelo, bien derecho. Así salió mi viejo, bien derecho. La abuela Genoveva rememora cuando mi papá perdió sus dientes en un choque de bicicleta con los primos d

Funerales

Sobre la cama yacen mis piernas, inamovibles, insoportables. Más allá el dolor es un lobo que me arranca las vísceras, que lame toda mi espalda y la deja con heridas ínfimas que cada una supone un pinchón de aguja oxidada. Los brazos no responden. Por hoy quisiera que el infinito se instalara un momento en mi cuna que soy yo misma abrazándome y esperando que no pase nada. Que nada se mueva, que nada duela. Entre el desvarío se abre un pasillo luminoso en el que aparece un niñito que ante mi estado empieza a dejar caer todo aquello con lo que me sepultará. Sonríe con picardía. Entre brazos lleva peluches de felpa, un leopardo llamado Leo custodia mi corazón volátil. Cosquillitas, el perro verde, se encargará de guardar uno de mis senos, el derecho; otro conejo cae en mi vientre y más allá un sinfín de animales sonrientes se apelmazan sobre mí y son mi mausoleo. Los fármacos han tardado demasiado. Y solo después de ese ritual largo empieza a recorrerme esa pastillita roja ovoide. Pasea