Ayer en mi país mataron a un gran maestro. Impartía Diseño, Historia del Arte, Semiótica de la Imagen y otras maravillas más. Mi corazón se unió a él cuando tuve la maravillosa suerte de que fuera mi tutor en el seguimiento académico. Cada tanto nos reuníamos y hablábamos de mis promedios... Y el arte y el cine... y que si escribíamos...Y así... Una maravilla de ser humano. Su nombre era José Manuel González.
Ayer vi en las redes sociales los comentarios. Que siempre será el hijo meritísimo hijo de Izalco, que lamentaban... y empecé a temblar. Cuando mi amiga Margarita me escribió desde México... pensé: No, entonces es cierto... En una larga llamada telefónica lloramos, lloramos y lloramos. Como muchos... como tantos. Hoy este país perdió amor. Perdió muchísimo... Y todos los días pierde tanto...
Leí sobre la carta de la chica que escribió porque mataron a su amigo, padre de una nena de 7 años, y que solo salió por pupusas... Y a otros amigos los asaltaron, pero están bien... ¿Quién está bien luego de que te amenazan a punta de pistola por un miserable teléfono? Y esta espiral de violencia espantosa en la que estamos metidos desde hace tanto tiempo nos ahoga y mata. Es que vivir así no es vida.
Es que te cansas, te cansas, te cansas..., así dijo un amigo... ¡Estamos cansados! ¡Basta! ¡Por favor! ¡Basta! Tenemos tanto de estar muriendo. Morimos en la invasión española, morimos en el añil, morimos en los abusos, morimos en violaciones, morimos mientras cortamos café, en la calle, en casa, a manos de propios vecinos, a manos de militares, a manos de extranjeros, a manos de nuestra propia gente... como hoy, como hace tanto.
Estamos cansados de estarnos muriendo, de que gente que dedica la vida entera a ser mejor este país nos la quiten, que nos la maten. Estamos cansados de que sigan con su corrupción, que los fondos y el dinero del Estado no ayuden a hacer crecer este lugar, de que solo piensen en carreteras, de que las escuelas estén tiradas, cansados de que no piensen, de que sean unos imbéciles, que no tengan ni idea de por dónde comenzar...
Estamos hartos de que en toda nuestra historia solo hayamos tenido idiotas en el gobierno, gente mala y ruin... hijos de criollos que esclavizaron, y luego militares... y luego pseudodemocracias, y luego extranjeros cobardes que les daba miedo el comunismo, y luego ultraderecha, y luego oportunistas de izquierda... ¡Basta! ¡Basta! Nos morimos, nos morimos....
Estamos cansados, nosotros los estudiantes, de que se lleven a nuestra gente pensante. Qué rabia, qué dolor... y ustedes haciendo bromas... Y ustedes en sus curules, incapaces de leer cifras de más de cuatro dígitos, tartamudeando en polisílabas, ignorantes, brutos...
Qué tristes estamos... ¡Y saben qué! Vamos a seguir, porque a muchos este país no nos gusta como está. Vamos a seguir escribiendo, aunque nos amenacen; vamos a seguir enseñando en las aulas, aunque nos quebranten; vamos seguir diciendo buenos días, aunque nos rodee la tristeza... Todo debe cambiar... Y nosotros, los de este lado, tenemos claro el panorama: no queremos que nos quiten más seres luminosos.
Nos arrebataron a un gran hombre.
Esta tristeza es honda... esta rabia va a estallar.
Ayer vi en las redes sociales los comentarios. Que siempre será el hijo meritísimo hijo de Izalco, que lamentaban... y empecé a temblar. Cuando mi amiga Margarita me escribió desde México... pensé: No, entonces es cierto... En una larga llamada telefónica lloramos, lloramos y lloramos. Como muchos... como tantos. Hoy este país perdió amor. Perdió muchísimo... Y todos los días pierde tanto...
Leí sobre la carta de la chica que escribió porque mataron a su amigo, padre de una nena de 7 años, y que solo salió por pupusas... Y a otros amigos los asaltaron, pero están bien... ¿Quién está bien luego de que te amenazan a punta de pistola por un miserable teléfono? Y esta espiral de violencia espantosa en la que estamos metidos desde hace tanto tiempo nos ahoga y mata. Es que vivir así no es vida.
Es que te cansas, te cansas, te cansas..., así dijo un amigo... ¡Estamos cansados! ¡Basta! ¡Por favor! ¡Basta! Tenemos tanto de estar muriendo. Morimos en la invasión española, morimos en el añil, morimos en los abusos, morimos en violaciones, morimos mientras cortamos café, en la calle, en casa, a manos de propios vecinos, a manos de militares, a manos de extranjeros, a manos de nuestra propia gente... como hoy, como hace tanto.
Estamos cansados de estarnos muriendo, de que gente que dedica la vida entera a ser mejor este país nos la quiten, que nos la maten. Estamos cansados de que sigan con su corrupción, que los fondos y el dinero del Estado no ayuden a hacer crecer este lugar, de que solo piensen en carreteras, de que las escuelas estén tiradas, cansados de que no piensen, de que sean unos imbéciles, que no tengan ni idea de por dónde comenzar...
Estamos hartos de que en toda nuestra historia solo hayamos tenido idiotas en el gobierno, gente mala y ruin... hijos de criollos que esclavizaron, y luego militares... y luego pseudodemocracias, y luego extranjeros cobardes que les daba miedo el comunismo, y luego ultraderecha, y luego oportunistas de izquierda... ¡Basta! ¡Basta! Nos morimos, nos morimos....
Estamos cansados, nosotros los estudiantes, de que se lleven a nuestra gente pensante. Qué rabia, qué dolor... y ustedes haciendo bromas... Y ustedes en sus curules, incapaces de leer cifras de más de cuatro dígitos, tartamudeando en polisílabas, ignorantes, brutos...
Qué tristes estamos... ¡Y saben qué! Vamos a seguir, porque a muchos este país no nos gusta como está. Vamos a seguir escribiendo, aunque nos amenacen; vamos a seguir enseñando en las aulas, aunque nos quebranten; vamos seguir diciendo buenos días, aunque nos rodee la tristeza... Todo debe cambiar... Y nosotros, los de este lado, tenemos claro el panorama: no queremos que nos quiten más seres luminosos.
Nos arrebataron a un gran hombre.
Esta tristeza es honda... esta rabia va a estallar.
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